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Clara y Jorge han estado juntos desde que se conocieron en la universidad. Ahora, quince años después, viven en una tranquila casa suburbana, rodeados de árboles y jardines que Clara cuida con esmero. Tienen dos hijos adolescentes: Laura y David, que llenan sus días de alegría y desafíos propios de la adolescencia.

Clara es una mujer de 42 años, organizada y dedicada, trabaja como profesora de yoga y salud en un centro comunitario local. Siempre ha sido una persona activa y disciplinada, lo que la ha llevado a adoptar un estilo de vida saludable. Su día comienza temprano, con una rutina de ejercicios que incluye yoga, meditación y una carrera matutina por el vecindario. Clara encuentra en su rutina una fuente de energía y equilibrio que le permite enfrentar el día con una actitud positiva.

Jorge, de 45 años, es profesor de filosofía con una peculiar mente analítica y metódica. Su trabajo lo mantiene ocupado, pero siempre trata de dedicar tiempo a su familia. Jorge es una persona apasionada y reflexiva, que valora la conexión emocional y física con Clara. A diferencia de Clara, Jorge no sigue una rutina de ejercicios tan estricta, pero se esfuerza por mantenerse en forma a través de actividades como el ciclismo y el senderismo, que disfruta los fines de semana.

A lo largo de los años, Clara y Jorge han mantenido una relación estable y cariñosa. Comparten intereses comunes, como el amor por la naturaleza y los viajes, lo que les ha permitido crear recuerdos inolvidables juntos. Sin embargo, con el paso del tiempo y las responsabilidades familiares y laborales, Jorge ha empezado a notar una disminución en la frecuencia y la pasión de sus encuentros íntimos. Mientras él sigue deseando una conexión sexual frecuente y apasionada, Clara parece estar contenta con una vida sexual menos activa.

Jorge siente que la chispa en su vida sexual se ha apagado un poco, y esto le preocupa. Siente que hay una desconexión en el aspecto íntimo de su relación, algo que él percibe como un problema, pero que Clara no parece notar. Para Clara, la disminución de la frecuencia sexual no es algo negativo; simplemente lo ve como una evolución natural de su relación, influenciada por el estrés diario, las responsabilidades y el cansancio acumulado.

La diferencia en la percepción de su vida sexual crea una tensión silenciosa entre ellos. Jorge se pregunta si Clara aún lo encuentra atractivo y si su deseo por él ha disminuido. Estas dudas comienzan a afectarlo, generando inseguridades que nunca antes había experimentado en su relación. A pesar de estas preocupaciones, Jorge aún no ha encontrado la manera de abordar el tema con Clara sin que parezca una crítica o una demanda.

Clara, por su parte, está inmersa en su rutina diaria y no se da cuenta del conflicto interno de Jorge. Para ella, su relación sigue siendo fuerte y estable, enfocada en el bienestar emocional y familiar más que en la frecuencia de sus encuentros íntimos. Clara valora profundamente su conexión con Jorge, pero su prioridad en este momento de su vida parece ser mantener un equilibrio en todas las áreas, incluyendo su salud física y mental.

Clara siempre ha sido una persona disciplinada y comprometida con su salud. Desde joven, entendió la importancia de mantener un cuerpo y una mente sanos, y esto se convirtió en una parte esencial de su vida diaria. 

A las cinco de la mañana, el suave sonido de su alarma la despierta. Clara se estira lentamente y se dirige al baño, donde se lava la cara con agua fría para despejarse. Luego, se pone su ropa de deporte y se dirige a la sala de estar, que ha convertido en su espacio personal de ejercicio. El lugar está decorado con plantas, velas aromáticas y un pequeño altar de meditación que le ayuda a centrarse y encontrar la paz interior.

Su rutina comienza con una sesión de yoga de treinta minutos. Clara se mueve con gracia a través de las posturas, sintiendo cómo su cuerpo se despierta y se estira. La respiración profunda y controlada la ayuda a conectar con su interior y a preparar su mente para el día que tiene por delante. Después del yoga, se sienta en silencio durante quince minutos, practicando la meditación y permitiendo que su mente se calme.

Una vez que ha terminado su práctica de yoga y meditación, Clara sale a correr por el vecindario. El aire fresco de la mañana y el sonido de los pájaros la llenan de energía. Corre durante unos cuarenta minutos, disfrutando de la sensación de libertad y vitalidad que el ejercicio le proporciona. Es un tiempo que dedica a sí misma, a reflexionar y a planificar su día.

Después de correr, Clara regresa a casa y se prepara un batido nutritivo de frutas y verduras. Este ritual matutino le proporciona no solo los nutrientes necesarios para comenzar el día, sino también una sensación de logro y bienestar. Clara sabe que cuidar de su cuerpo es esencial para mantenerse activa y enérgica.

A lo largo del día, Clara sigue cuidando de su salud a través de pequeñas acciones. Bebe mucha agua, elige alimentos saludables y se asegura de tomar descansos para estirarse y relajarse. Su compromiso con el bienestar es evidente en todas sus acciones, y esto la hace sentir fuerte y equilibrada.

Sin embargo, esta dedicación al ejercicio y la salud también ha creado una rutina muy estructurada, que en ocasiones deja poco espacio para la espontaneidad. Clara no se da cuenta de cómo esta estructura afecta a otros aspectos de su vida, especialmente su relación con Jorge. Para ella, el ejercicio es una prioridad que le proporciona estabilidad y bienestar, algo que no está dispuesta a comprometer.

Jorge, por otro lado, comienza a notar esta discrepancia. Observa cómo Clara se esfuerza por mantener su rutina de ejercicios, a pesar de las dificultades y el cansancio, y se pregunta por qué no puede aplicar la misma dedicación a su vida sexual. Esta reflexión lleva a Jorge a plantear una conversación con Clara, en la que intenta usar el método mayéutico usado por el filósofo Sócrates para hacerle ver su punto de vista.

A continuación, se detalla el método mayéutico empleado por Jorge, que él considera ideal para llegar a relaciones sexuales irrefutables en pareja.

—¡Clara!, ¿puedes echarme una mano? —grita Jorge desde su mesa de trabajo en casa.

—¡Voy!

Al cabo de diez minutos:

—Dime…

—Cariño, necesito que me ayudes con un ejercicio para el aula —dice Jorge recogiendo unos papeles sobre la mesa.

—¿Será mucho tiempo?

—No, apenas cinco minutos —como sin darle importancia—. Vamos allá, necesito que respondas como si no me conocieses, como si fuese la primera vez que me ves y por lo tanto, no te atase ningún vínculo a mi.

Ella hace un gesto vago de incredulidad al aire. Jorge saca las gafas que había llevado hasta ese momento e inicia su lectura.

—¿Consideras positivo estar sana?

—Por supuesto.

—¿Y qué haces para estar sana?

—Ejercicio diario, o prácticamente a diario.

—Porque consideras que hacer ejercicio es bueno para tu cuerpo y tu mente, entiendo.

—Claro, el ejercicio me mantiene activa. Intento no saltarme mi media hora diaria de ejercicios.

—Es decir, que hacer ejercicio es saludable.

—Sí.. —responde con hastío Clara.¿Ya empiezas con tus rollos de filosofía?

—¡Déjame seguir por favor! A ver… Pero entiendo que establecer una rutina diaria de ejercicio no fue una tarea fácil. Supongo que tuviste que poner empeño.

—Sí, al principio no lo lograba, me lo saltaba muchas veces, pero sabía que tenía que ser insistente; insistir iba a ser bueno para mí.

—¿Y no te resulta aburrido?

—Al principio un poco, pero luego encontré formas de entretenerme para convertirlo en una rutina; era por mi bien.

—¿Quizás repetitivo, también?

—Sí, pero buscaba hacer ejercicios diferentes para evitar la monotonía.

—Es decir, que aunque fuera aburrido y repetitivo, insistías por los beneficios que te proporcionaba, hasta acostumbrar a tu cuerpo esa rutina saludable.

—Sí, es cierto.

—Quizás incluso te sientas mejor sabiendo que has ganado esta batalla contra tu propia personalidad, que como la de todos, tiende a la ley del mínimo esfuerzo.

—Desde luego.

—¿Y crees que tu bienestar también ayuda a tu pareja? Es decir, el hecho de que tú estés sana, ¿es positivo para la persona con la que compartes tu vida?

—Es obvio, ¿no?

—Entonces amor,  aunque sea en una pequeña medida, haces ejercicio para que la persona con la que compartes tu vida se sienta un poco mejor también.

—¿No se suponía que no teníamos vínculo en esta entrevista?—tras una breve pausa—… No lo había pensado así, pero ciertamente es un efecto colateral positivo.

—Es decir, aunque algo requiera esfuerzo, si reconoces su valor para tu relación, vale la pena persistir, ya que el bienestar individual contribuye al bienestar compartido.

—¡Cierto!

—¿Conoces el término de salud sexual?

—¿¡De qué vas!?

—Responde sin más, por favor.

—Sí, conozco el término salud sexual, señor juez —dijo Clara recostándose cansada sobre la silla en la que permanecía sentada.

—¿Mantienes relaciones sexuales pautadas con tu pareja?

Los dos paran su mirada la una en frente a la otra. Clara, afila sus respuestas.

—No me parece necesario, sería convertirlo en monótono —responde con seriedad y agudeza.

—Y si considerabas necesario luchar contra la monotonía del ejercicio —que junto al sexo también es salud—, ¿no deberías también luchar contra la monotonía en las relaciones sexuales por tratarse de un bien mayor para la pareja?

—Quizás sí, pero con el sexo no me apetece hacerlo. No tengo la misma motivación.

—Pero entonces, te das cuenta de que no estas dispuesta a luchar en pro de la sexualidad —que os beneficiáis ambos— aunque sí lo haces por el ejercicio —del que te beneficias principalmente tú—.

—Quizás no.

—¿Quizás no… eres la persona adecuada para compartir la vida con tu pareja?

—¡Jorge, la vida en pareja no es solo sexo!

—Tampoco el ejercicio lo es y te empleas a fondo en ello.

—Él —recalca aislando de la conversación a su pareja— también tiene que buscar que se mantenga la chispa de la relación.

—En ese caso, si eres consciente de ese hecho, entiendo que tú también estás ya buscando ese «algo», porque quieres también mantener la «chispa». ¿O solo crees que tiene que partir del «otro» la iniciativa?

—No, está claro que es cosa de dos. A diferencia de esta encerrona, “que es cosa de uno”.

—Y bien, ¿qué estás aportando tú a la solución? ¿O quizás aún no eras consciente del problema para tener que aportar una solución?

»A veces, la motivación puede ser un desafío, especialmente en áreas que asociamos con el placer y la espontaneidad. Sin embargo, así como encontraste formas de hacer del ejercicio un hábito placentero, ¿no crees que podrías aplicar esa misma creatividad y dedicación a tu vida sexual? Explorar nuevas experiencias, comunicarte abiertamente con tu igual y buscar formas de mantener la chispa son algunas estrategias que podrían ayudarte a cultivar una vida sexual más plena y satisfactoria, y de esta forma conseguir un bien doble.

Clara respiró profundamente, como digiriendo lentamente su rabia y espetó:

—Lo intentaré.

—Querer intentarlo puede ser un buen punto de partida. Gracias.

Menos de un año después de la conversación inicial entre Clara y Jorge sobre sus diferencias en la vida sexual, la relación entre ellos llegó a un punto de inflexión. A pesar de los intentos de Jorge por hacerle entender a Clara la importancia que las relaciones íntimas tenían para él, las cosas no mejoraron de manera significativa. Clara, aunque hizo algunos esfuerzos, no logró sentir la misma urgencia o motivación que Jorge para cambiar su rutina en este aspecto.

La rutina diaria de Clara seguía siendo su refugio, mientras que Jorge sentía que la chispa en su relación seguía apagándose. Las discusiones sobre el tema se volvieron más frecuentes y tensas, y ambos comenzaron a darse cuenta de que tal vez sus caminos ya no eran compatibles. Jorge, quien siempre había valorado la conexión sexual como una parte esencial de su relación, sentía que esa necesidad fundamental no estaba siendo satisfecha.

Con el tiempo, Jorge comenzó a reflexionar sobre su felicidad y lo que realmente buscaba en una relación de pareja. No tardó mucho en darse cuenta de que necesitaba algo más que Clara no podía ofrecerle, a pesar de su amor y respeto por ella. Finalmente, tomó la difícil decisión de separarse. Clara, aunque dolida, entendió que sus necesidades y prioridades eran diferentes.

Tras la separación, Jorge conoció a África, una mujer con quien compartía una gran afinidad sexual y emocional. Laura valoraba la intimidad tanto como él, y juntos descubrieron una nueva profundidad en su conexión que Jorge había estado anhelando. La compatibilidad sexual y la comunicación abierta sobre sus deseos y necesidades hicieron que su relación floreciera rápidamente.

Por otro lado, Clara también encontró un nuevo camino hacia la felicidad. Liberada de la tensión que la situación con Jorge había causado, se dedicó aún más a su bienestar y encontró en sus hijos y amigos un gran apoyo emocional. Con el tiempo, Clara también conoció a alguien que compartía su amor por el ejercicio, la meditación y la vida saludable. Esta nueva relación le permitió sentirse comprendida y valorada sin las presiones que había sentido antes.

A pesar de la separación, Clara y Jorge mantuvieron una relación cordial. El respeto mutuo y el amor que alguna vez compartieron les permitió seguir siendo amigos, apoyándose en las decisiones que tomaron para buscar su propia felicidad. Ambos entendieron que a veces, el verdadero amor también significa dejar ir y permitir que cada uno encuentre lo que realmente necesita en la vida.

Clara y Jorge, aunque por caminos separados, encontraron la felicidad y la plenitud en sus nuevas relaciones. Jorge se sintió renovado y pleno con África, disfrutando de la conexión que siempre había deseado. Clara, por su parte, encontró paz y satisfacción con alguien que compartía sus valores y estilo de vida.

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